La Fitbit Charge 3 se anunció a bombo y platillo en agosto de 2018, saliendo definitivamente al mercado dos meses después. Asumiendo que el mercado de las pulseras de actividad evoluciona a gran velocidad, es extraño que Fitbit no estuviese trabajando en una nueva edición de su pulsera estrella, una Fitbit Charge 4.
Pese a cómo se ha paralizado el mercado en las últimas semanas, 2020 es el momento perfecto para que el dispositivo de más éxito de la marca norteamericana tenga una actualización, y máxime tras la compra de la compañía por parte de Google.
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¿Qué echamos de menos en la Fitbit Charge 3?
Es indudable que la Fitbit Charge 3 es, por calidad precio, una de las mejores pulseras de actividad del mercado, con un excelso seguimiento de la condición física, pero echamos de menos varios factores que otros dispositivos han ido añadiendo en estos dos últimos años.
Si la empresa está planteándose una Fitbit Charge 4 -por ponerle un nombre concreto que continúe con la tendencia desde que salió la primigenia Fitbit Charge 3-, hay varios puntos que tendría que trabajar.
Ahí va nuestra lista de deseos.
Un GPS potente
Cuando debutó la Fitbit Charge 3 la marca adujo que no era necesario contar con GPS dado que gran parte de sus usuarios llevan siempre cerca el teléfono móvil.
Desde nuestro punto de vista, entendemos que la razón última era estético: el incluir el sensor GPS podía incidir en asumir sacrificios en el diseño, y en el momento de su lanzamiento era una de las características principales de la Charge 3.
Sin embargo, la Fitbit Charge 4 tiene que incluir GPS sí o sí, en la línea de la Amazfit GTS, la Huawei Band 3 Pro o la Garmin Vivosport. Si estos tres modelos, que físicamente tienen guardan semejanza con la Fitbit Charge 3 han podido incluirlo, está claro que la Fitbit Charge 4 también puede.
Hay que tener en cuenta que los sensores GPS actuales poco tienen que ver con los de hace dos y tres años. La reducción en el tamaño ha sido considerable, lo que facilita su inclusión en una pulsera de actividad.
La línea de trabajo debería llevar a que no solo la Fitbit Ionic sea el único modelo con GPS.
Reproducción de música sin necesidad del móvil
Otro avance en el que están trabajando las distintas marcas es en el de la reproducción de música.
Ya hay modelos de pulseras de actividad, como la Samsung Gear Fit2, que nos permiten manejar las canciones desde la pantalla, pero entendemos que es momento de ir un paso más adelante: ya hay modelos, aunque sean smartwatches, que te permiten almacenar música y reproducirla vía bluetooth.
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Una pulsera de actividad que salga al mercado en 2020 debería de valorar la posibilidad de que se pueda escuchar música así, ya que incidiría de manera muy beneficiosa en el rendimiento que se le da al dispositivo: pudiendo salir a andar con él, a entrenar en exterior, etc.
No obstante, cómo mínimo, ha de ofrecer la posibilidad de gestionar la música del móvil directamente desde la pantalla táctil, como ocurre con la Xiaomi Mi Band 4.
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Pantalla a color
Uno de los puntos débiles de los dispositivos Fitbit es el uso de las pantallas táctiles monocromo. Pese a que en los últimos años han ganado en visibilidad y usabilidad, está claro que, comparadas con modelos de la competencia, salen perdiendo.
Si cogemos cualquier modelo salido al mercado en 2019, prácticamente todos tienen un toque de color. Esto viene derivado del gano energético que han supuesto las nuevas baterías, que facilita que puedan tenerse estos pequeños detalles sin necesidad de estar cargando todas las noches la pulsera.
La Fitbit Ionic y la Fitbit Versa 2 ya cuenta con pantalla AMOLED, que da una imagen prácticamente perfecta. ¿Por qué no verla en modelos más pequeños, como podría ser una Fitbit Charge 4?
Pagar desde el dispositivo
Los chips NFC están a la orden del día y a medida que van surgiendo nuevos relojes o bandas de actividad se incorporan dentro de sus funcionalidades.
Este sistema, que es el que permite pagar a través del reloj, debería venir de serie en una posible Fitbit Charge 4, ya sea a través del propio servicio de la marca, Fitbit Pay, o a través de Garmin Pay. Una vez termine de ser efectiva la compra por parte de Google, no sería de extrañar que los modelos Fitbit incluyesen su paquete de funcionalidades.
Opciones de deporte
Está claro que las pulseras de actividad no pueden llegar al nivel de los relojes deportivos, pero sí que nos gustaría que se tengan más funcionalidades de cara a utilizar la Fitbit Charge 4 como nuestra compañera mientras entrenamos.
Duración de la batería
Una de las grandes características de Fitbit es lo bien que aguantan sus baterías, garantizando prácticamente una semana de vida útil y a pleno rendimiento.
No obstante, con lo que han ganado en batería los últimos relojes smartwatches salidos al mercado -recordemos las hasta 72 horas a pleno rendimiento con GPS activado del Fènix 6-, está claro que una nueva pulsera de actividad ha de ofrecer algo más que lo que hay en estos momentos.